domingo, 18 de mayo de 2014

Sanando nuestro Venus Interno



EL FACTOR VENUS SIN TABÚES, 

y como convertirnos en amigos de nuestro cuerpo.

Leonardo Díaz. Astrólogo Metafísico

En algún signo zodiacal, casa astrológica y formando particulares aspectos con otros planetas, todos tenemos emplazados en nuestro cielo natal a Venus, el planeta del amor en este plano físico, el planeta del placer, el gozo y el gusto por la vida.

Venus rige los signos de Tauro y Libra. En Tauro donde los sentidos se exaltan. En Libra donde buscamos la belleza que el mundo físico refleja en forma de equilibrio y la armonía.

Venus es el planeta del amor expresado en la materia, mientras que Neptuno es el planeta del amor  impersonal, el amor universal. Neptuno es la es la octava superior de Venus.

El término «enfermedades venéreas», se encuentra asociado a Venus, igual que «afrodisiaco» de la Diosa Afrodita, también Venus.

Las energías de Venus se expresan abiertamente en la mujer más que en el hombre, pero ambos, hombres y mujeres igual necesitan la experiencia venusina. El erotismo, el placer, el gozo y el contacto físico son necesarios para vivir plenamente, vivir en armonía con la vida en este plano físico.

Sin detenerme en comentar otros tantos aspectos astrológicos de Venus en la vida humana, me concentraré en el que a mi entender es el más importante, «la experiencia del amor a través de los sentidos». Lo considero muy importante porque a lo largo de mi experiencia como astrólogo he conocido las secuelas del dolor y los tormentos de Venus herida, reprimida y negada que tanto daño produce en hombres y mujeres por igual.

Hablemos de nuestro cuerpo y sus necesidades. Exploremos nuestro cuerpo sin tabúes y descubramos el poder de este amor en nosotros:

Sentirnos a gusto con nuestro cuerpo es comenzar a ser felices aquí en este plano y para  ello debemos aprender a disfrutar la vida  sin miedos y sin culpas.

Nuestra civilización, arraigada en el puritanismo hipócrita fomentado por las religiones ha creado una cultura antiplacer, mutiladora del ser humano y responsable de muchos trastornos y enfermedades.

La falsa moral nos programó para volvernos enemigos de nuestros sentidos, enemigos de nuestro cuerpo. La religión nos enseñó que el cuerpo es de naturaleza pecaminosa, convirtiendo el placer en pecados de la carne. Equivocadamente se afirma que las mejores personas son las que más sufren y las que renuncian al placer. Es falso que el sufrimiento y la renuncia sean el camino hacia la evolución espiritual. Se evoluciona a través de la armonía y belleza en todas sus formas. La espiritualidad no implica que solo aspiremos a alcanzar la conciencia de los reinos superiores del espíritu, eso nunca será posible sin reconciliarnos con el mundo físico y disfrutar de la creación y su belleza.

 La resistencia al placer sabotea  nuestra posibilidad de ser felices. Existe una profunda conexión entre el placer y la felicidad, entre el placer y la salud. Muchas enfermedades tienen sus raíces en la falta de amor venusino. El cuerpo llora y se queja de muchas formas cuando no vive en armonía con la vida.

La metafísica enseña que el amor en todas sus formas es una energía positiva. No solo el amor impersonal y trascendente es válido, el mundo físico es parte de la creación y podemos armonizarnos con este mundo mediante el sano placer, ya sea sensual o sexual, placeres que nos sintonizan física, emocional y espiritualmente.

El cuerpo tiene su propia forma de percibir el amor y a este amor del cuerpo le llamamos placer. Sentir los abrazos, las caricias y los besos. Escuchar la música, los sonidos de la naturaleza. Degustar los miles de sabores. Deleitarnos en los aromas y perfumes y recrearnos en la contemplación de la belleza, se constituyen en un ritual de alabanza a la vida, de alabanza al creador. No existe forma más elevada de agradecer a la vida a Dios, que irradiando las vibraciones de esa alegría interna, incluida la de nuestro cuerpo físico.

Un cuerpo complacido se vuelve sano y estimula la expansión de la mente y del espíritu de quien lo habita. El cuerpo nunca miente. Las personas cuyos cuerpos son felices, se vuelven hermosas, y atractivas, esto se debe a que sus cuerpos irradian la energía del gozo y armonía con el mundo físico. Por el contrario, cuando nos cerramos al placer y el gozo, nuestro cuerpo se vuelve marchito y propenso a enfermarse.

La apertura al placer está muy lejos de la aceptación de vicios y excesos de naturaleza morbosa o contraria a la vida plena y sana. Los vicios se presentan más en las personas reprimidas, porque la energía, al no poder expresarse sanamente, se manifiesta de forma distorsionada. 

Muchas personas acuden a consultas esotéricas en búsqueda de esencias y rituales que le permitan atraer el amor y conquistar a sus parejas. Todos los buenos rituales destinados a este propósito implican de una forma u otra la apertura al placer, ya que el cuerpo debe ser estimulado para que emane su propia fuerza de atracción. El mejor ritual para volvernos atractivos, sanos, alegres y felices, consiste en integrar el amor en todos los planos de la existencia, incluyendo el plano físico.

Cuando vamos envejeciendo, el amor venusino se va transformando y elevando su vibración en nuestro interior. Solo aquellos individuos que en su juventud no conocieron los placeres de gozo pleno, presentan en la edad madura y edad avanzada, dificultades con Venus. Cuando Venus se activa y entre sus energías internas se esconden profundas heridas y frustraciones de un pasado triste en el amor, es necesario aprender a sanar la función Venus. La consulta astrológica ofrece efectivas herramientas terapéuticas para lograr la armonía interna en cada etapa de la vida, liberándonos de posesividades y obsesiones. La armonía interna alcanzada se reflejará en nuestra vida externa, en todo lo que nos rodea.